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Hedge funds: la última frontera de la diversificación

En este post vamos a abordar un nicho de los mercados financieros del que todos hemos oído hablar pero sobre el que probablemente no hemos indagado lo suficiente: los hedge funds. Es un tema pertinente habida cuenta de la cantidad de dinero que estos fondos mueven en todo el mundo, y teniendo presente también que, como sucede con otras inversiones alternativas (en particular con el private equity), cada vez son más accesibles para los inversores particulares.


Índice

  • Concepto y características

  • Un ecosistema diverso

  • Beta negativa cuando más se necesita

  • Si queremos beta negativa, ¿por qué no comprar coberturas?

  • ¿Y por qué no cubrirnos con deuda pública?

  • Métricas para evaluar y comparar hedge funds

  • Algunos nombres célebres (no siempre por buenos motivos)

  • Inconvenientes a la hora de invertir en hedge funds

  • Réplica a las críticas de Richard Ennis (otra vez)


Concepto y características

Aunque es un concepto amplio, aquí definimos un hedge fund como un tipo de fondo de inversión que busca obtener retornos absolutos en cualquier entorno económico y financiero. Esto quiere decir que su objetivo no es batir a un índice de referencia (como haría un fondo de renta variable intentando superar al S&P 500), sino generar rentabilidad positiva con independencia de la dirección del mercado.

Para lograrlo, los hedge funds tienen más libertad operativa que los fondos tradicionales, es decir, los que invierten en acciones y bonos. Los hedge funds pueden:

  • tomar posiciones cortas (apostar a que un activo va a bajar),

  • usar apalancamiento (endeudarse para invertir más capital y magnificar los retornos, tanto los positivos como los negativos),

  • operar con derivados complejos,

  • invertir en activos poco líquidos, o

  • ejecutar estrategias de arbitraje entre instrumentos relacionados.

Aunque hedge fund significa “fondo de cobertura”, no debe asociarse este concepto a inversión conservadora o de riesgo bajo, aunque hay estrategias que sí tienen como objetivo dar protección a una cartera compuesta por activos volátiles, en particular las acciones. A esta idea dedicaremos varios párrafos más adelante.

Desde un punto de vista categórico, los hedge funds se agrupan dentro del mundo de las inversiones alternativas, junto con el private equity, la deuda privada o las infraestructuras. Pero hay una diferencia importante: los hedge funds no son “alternativos” por invertir en activos no cotizados o ilíquidos, sino por la forma en que gestionan el riesgo y la rentabilidad utilizando activos líquidos*. Sus activos subyacentes suelen ser acciones, bonos, divisas, futuros y opciones (todos ellos activos líquidos), pero la manera en que los emplean es lo que los hace “alternativos”. Es decir, son alternativos por la estrategia implementada, y no tanto por la naturaleza de los activos en los que invierten.

*Sobre el concepto de liquidez hablé aquí.

Como inversiones alternativas que son, los hedge funds no son accesibles para el público en general. De manera directa sólo pueden invertir los inversores institucionales (bancos, aseguradoras, fondos, etc) y los particulares con altos patrimonios que demuestren conocimientos financieros. De manera indirecta, es decir, invertir en un fondo que invierte parte de su cartera en hedge funds*, es mucho más sencillo tanto desde el punto de vista económico (porque el mínimo a invertir es más bajo) como regulatorio*.

Otra similitud que los hedge funds tienen con otras estrategias alternativas (private equity, private debt, venture capital) es su estructura de comisiones. Un modelo muy habitual es el 2-20, es decir, 2% de comisión de gestión y 20% de comisión de éxito. En el cálculo de la comisión de éxito, normalmente (y preferiblemente) se aplica una “marca de agua” (high water mark), lo cual quiere decir que el fondo no cobra comisión de éxito por ganancias que cubren pérdidas pasadas, sino sólo por llevar el fondo a nuevos máximos.

Aunque las comisiones pueden parecernos altas (y de hecho hay fondos que cobran más de 2-20), la clave está en si la rentabilidad neta para el inversor justifica esas comisiones. Habitualmente es así, aunque no hay que dejar de hacer el análisis pertinente caso por caso para asegurarnos de que el fondo aporta valor.


Un ecosistema diverso

Hablar de los hedge funds como si fueran una clase homogénea de activos es un error. En realidad, este universo comprende un conjunto de estrategias radicalmente distintas entre sí, y que por tanto no deberían agregarse en un mismo “asset class”. Algunas tienen una alta correlación con la renta variable; otras apenas tienen relación con ningún activo tradicional. Algunas buscan alpha mediante análisis fundamental; otras confían en algoritmos cuantitativos.

A continuación se muestra una tabla simplificada con algunas de las estrategias más comunes:

Estrategia

Rentabilidad / Volatilidad esperadas

Correlación con acciones

Objetivo principal

Long/Short Equity

Media

Media

Explotar diferencias de valoración. Comprar acciones infravaloradas y vender acciones sobrevaloradas.

Event Driven

Variable

Baja

Aprovechar eventos corporativos (M&A, spin-offs) en los que suele haber dislocaciones de precios

Global Macro

Alta

Variable

Apostar a grandes movimientos macroeconómicos. Análisis “top-down” en base a indicadores macro.

Relative Value

Baja

Muy baja

Arbitrar ineficiencias de precios en cualquier tipo de activo.

Managed Futures (CTAs)

Alta

Negativa (en crisis)

Seguir tendencias, compensar caídas en otros activos. Beta negativa.

Algo que conviene aclarar es que con frecuencia se utiliza el término “hedge fund” para referirse a cualquier fondo que tiene escasas restricciones regulatorias en lo que respecta a dónde puede invertir. Así, un fondo de bolsa que pueda apalancarse o implementar posiciones cortas sería un “hedge fund” bajo este criterio, aun cuando el fondo no hiciera uso de estos atributos y se comportara como un fondo 100% largo de acciones. En este artículo seremos más estrictos con el concepto de hedge fund, refiriéndonos sólo a fondos que buscan una importante descorrelación con las acciones y los bonos. Es decir, nos fijaremos más en la estrategia de los fondos que en la presencia o ausencia de regulación.

Algo habitual en los hedge funds es que operan bajo estructuras multimanager o multitrader, lo que significa que en lugar de tener un único gestor tomando todas las decisiones, delegan capital a distintos equipos o traders especializados. Cada uno gestiona un submandato concreto, dentro de una arquitectura centralizada que controla el riesgo a nivel agregado. Esto permite diversificar las fuentes de alpha dentro del propio fondo y reducir la dependencia de un único estilo o visión.

Los hedge funds atraen talento extremadamente especializado. Aunque hay de todo, ya que existen estrategias de todo tipo, un perfil laboral muy habitual son los matemáticos, ingenieros y físicos. Es decir, gente a la que se le dan muy bien los números y la estadística, pero que no necesariamente entienden del todo los instrumentos financieros en los que invierten. Esa falta de conocimientos estrictamente financieros no es un impedimento para ganar dinero con estrategias quant, como bien pudo certificar Jim Simons*

*Por si te interesa leer sobre Jim Simons, considerado el inversor más exitoso de la historia, el libro “The Man Who Solved The Market” trata sobre su biografía y sobre su forma de invertir, aunque la estrategia concreta de sus fondos no se conoce.


Beta negativa cuando más se necesita

Dentro del abanico de hedge funds, los fondos de "beta negativa" merecen especial atención ya que son los que en mayor medida cumplen con el concepto de “hedge” (cobertura)*. Dentro de esta categoría destacan las estrategias de futuros gestionados (managed futures), aunque otras estrategias persiguen el mismo objetivo. Habitualmente son fondos que siguen modelos cuantitativos de trend following o seguimiento de tendencias de una forma sistemática, pero también hay estrategias más discrecionales, es decir, que dependen de la visión que el gestor o gestores tienen en cada momento.

*Al parecer (no he investigado mucho), el término “hedge fund” se asoció por primera vez a un fondo lanzado en 1949 por Alfred Winslow Jones (“A.W. Jones & Co”), que tomaba posiciones largas y cortas en acciones cotizadas. La parte corta vendría a “cubrir” la beta de la parte larga, reduciendo la exposición del fondo a los vaivenes del mercado. La remuneración de Jones era un 20% de las ganancias generadas, siendo un antecedente de la comisión de éxito que hoy en día aplican los hedge funds.

Lo interesante de los fondos de beta negativa es que tienden a funcionar (o se espera que funcionen) especialmente bien en momentos de estrés de mercado, cuando la mayoría de activos tradicionales caen a la vez. Normalmente están poco correlacionados con el mercado, pero cuando éste cae bruscamente, los fondos tienden a beneficiarse. La beta, por tanto, "es condicional": negativa cuando el mercado cae, pero positiva cuando el mercado sube.


Gráfico de la izquierda: relación entre el fondo DTP (managed futures) y un índice de bolsa. Gráfico de la derecha: relación entre este mismo fondo y un índice de bonos. La forma de “V” refleja la condicionalidad de la beta. Cuando la rentabilidad de las acciones/bonos es positiva, el fondo DTP sube. Cuando la rentabilidad de las acciones/bonos es negativa, el fondo también sube, y sube más cuanto mayor es la caída de esos activos.

Fuente: Transtrend


El objetivo de un fondo de beta negativa no es ofrecer, por sí solo, un perfil rentabilidad-riesgo atractivo para el inversor. Su objetivo es complementar a otros activos de la cartera (acciones, bonos) para, esta vez sí, mejorar el perfil rentabilidad-riesgo de la cartera. La clave está en la descorrelación entre activos. Es importante entender esto de cara a adoptar un enfoque adecuado para evaluar este tipo de fondos.

Para entenderlo mejor, a continuación se muestran, en un mismo gráfico, tres estrategias/fondos diferentes:

  1. S&P 500 - renta variable big cap de EEUU

  2. Brevan Howard Master Fund (BHMF) - fondo de retorno absoluto

  3. Cartera 50% S&P 500 / 50% BHMF (“Combinación”)


Notas: La rentabilidad de BHMF es una simulación proporcionada por la gestora, asumiendo que el esquema de comisiones actual hubiera existido desde el inicio del fondo. En la estrategia combinada, se ha asumido rebalanceo mensual.

Fuente: elaboración propia con datos de Bloomberg y de Brevan Howard.


Como puede apreciarse en el gráfico, Brevan Howard (línea azul) ha generado rentabilidad positiva en el largo plazo, pero se queda bastante por detrás de la renta variable (línea naranja) para una volatilidad que no es baja. Quizás lo más llamativo sea la “travesía por el desierto” de este fondo durante la década de los 2010s, tras la Crisis Financiera Global y hasta la llegada del Coronavirus, con un desempeño muy deficiente en lo que respecta a generación de rentabilidad.

Por sí sólo, no parece un fondo particularmente atractivo para invertir. Pero, como ya hemos señalado, el rol del fondo (y en general de las estrategias de retorno absoluto) no es sustituir a las acciones o a los bonos en una cartera, sino complementarse con ellos para mejorar las métricas agregadas. Ahora es cuando toca observar la tercera línea del gráfico (la negra), que recoge la rentabilidad de una estrategia 50% bolsa 50% retorno absoluto. Lo que nos encontramos es una rentabilidad próxima a la del índice de acciones, pero con una volatilidad sustancialmente inferior.

Ése es el rol del fondo en la cartera, mejorar sustancialmente la relación rentabilidad-volatilidad. No mejorar la rentabilidad, sino mejorar el Ratio de Sharpe (rentabilidad dividida entre volatilidad) de la cartera sacrificando la menor rentabilidad posible. A continuación se presentan estas métricas para las tres estrategias:

Notas: Datos desde diciembre de 2007 hasta diciembre de 2024. La volatilidad está expresada en términos anuales, calculada con rentabilidades mensuales. El ratio de Sharpe se ha calculado dividiendo la rentabilidad (CAGR) entre la volatilidad. La rentabilidad de BHMF es una simulación proporcionada por la gestora, asumiendo que el esquema de comisiones actual hubiera existido desde el inicio del fondo. En la estrategia combinada, se ha asumido rebalanceo mensual.

Fuente: elaboración propia con datos de Bloomberg y de Brevan Howard.

Para entender el rol de beta negativa “condicional” (es decir, sólo cuando el mercado cae), se presenta también una tabla que recoge la rentabilidad del S&P 500 en varias crisis o correcciones, junto con el desempeño del fondo Brevan Howard Master Fund. El fondo ha tenido beta negativa en casi todas las correcciones importantes del mercado.

Notas: La rentabilidad del S&P500 en cada período se ha calculado tomando los valores del índice a cierre de mes natural (el valor más cercano al pico y el valor más cercano al valle posterior), para poder comparar con BHMF, que es un fondo de NAV mensual. La rentabilidad de BHMF es una simulación proporcionada por la gestora, asumiendo que el esquema de comisiones actual hubiera existido desde el inicio del fondo.

Fuente: elaboración propia con datos de Bloomberg y de Brevan Howard.


Si queremos beta negativa, ¿por qué no comprar coberturas?

Si nos asustan las caídas del mercado, ¿por qué no comprar coberturas tradicionales en lugar de meter parte del dinero en hedge funds cuya estrategia muchas veces no conocemos o no entendemos? ¿Qué garantía tenemos de que el fondo va a responder bien en la próxima crisis?

Una cobertura con futuros u opciones no plantea estos problemas, ya que se conoce perfectamente el esquema de rentabilidad del producto o contrato para un determinado movimiento del activo que se pretende cubrir. Por ejemplo, si tenemos un ETF del S&P 500 y nos preocupa una caída, podemos vender futuros del S&P 500. Sabemos que si el ETF cae un 10%, nuestra posición en futuros ganará un 10% y por tanto no perderemos nada.

Ahora bien, como seguramente resulte evidente para la mayoría de los lectores, el precio de la cobertura es la rentabilidad sacrificada. Si eliminas el riesgo de tu cartera mediante el uso de coberturas (como futuros), entonces la rentabilidad que obtendrás será la tasa libre de riesgo, nada más.

Los hedge funds de beta negativa ofrecen una alternativa. Su rentabilidad esperada es positiva, y a veces han ofrecido resultados sobresalientes, a cambio de ofrecer una cobertura que no es perfecta. No es perfecta en dos sentidos:

  1. No tenemos la garantía de que el fondo vaya a subir cada vez que el mercado tenga una caída significativa. Un fondo de beta negativa pudo hacerlo muy bien en la crisis de 2008 pero tener un mal desempeño durante la crisis del Coronavirus.

  2. Aunque tengamos confianza en que el fondo subirá cuando venga la próxima crisis, no sabemos cuánto subirá, es decir, no sabemos cuánto de negativa será la beta.

En lugar de una cobertura perfecta que destruye la rentabilidad, el hedge fund busca proteger y a la vez mantener una rentabilidad positiva. En este binomio es donde se demuestra la destreza de los gestores. Los mejores hedge funds (dentro de las estrategias de beta negativa) son aquéllos:

  • que tienen beta negativa en todas las caídas significativas del mercado, es decir, que siempre suben cuando el mercado cae con fuerza;

  • cuya beta es especialmente negativa, es decir, suben mucho cuando el mercado cae; y que además

  • ofrecen una rentabilidad notable en el largo plazo.

En este sentido, dado que ningún fondo es perfecto, no parece recomendable destinar todo el “bucket” de hedge funds de nuestra cartera a un solo fondo, por muy excelente que sea su track record. Siempre que sea posible, lo mejor es diversificar la exposición a hedge funds, por ejemplo exponiéndonos a diferentes estrategias.


¿Y por qué no cubrirnos con deuda pública?

El rol de complemento defensivo en una cartera de acciones, tradicionalmente lo han desempeñado los bonos soberanos de calidad, con estrategias como la célebre 60/40. ¿Para qué meter el dinero en cosas raras si podemos comprar deuda pública, que lo hace bien cuando hay una crisis por ejercer de activo refugio?

El problema con los bonos es que sólo protegen cuando los tipos de interés bajan, algo que no siempre ocurre cuando las bolsas caen, como vimos en 2022 cuando la renta fija cayó tanto o más que la renta variable. En cambio, los hedge funds no dependen del comportamiento de la curva de tipos, y por eso pueden ser más fiables que los bonos.


Métricas para evaluar y comparar hedge funds

A continuación se exponen algunas métricas estadísticas comúnmente empleadas para evaluar el desempeño de los hedge funds, aunque en realidad son útiles para analizar cualquier fondo.

  • Volatilidad: desviación estándar de los retornos. Mide la variabilidad en las rentabilidades, aunque no distingue entre subidas y bajadas. No es lo mismo que el fondo sea volátil porque de vez en cuando tiene fuertes bajadas a que lo sea porque tiene fuertes subidas.

  • Maximum Drawdown (MDD): caída máxima desde pico a valle. Muy relevante en hedge funds de perfil defensivo (como los managed futures).

  • Downside Deviation: parecida a la volatilidad, pero solo considera la variabilidad de los retornos negativos. Es la desviación típica de las rentabilidades negativas del fondo.

  • Sharpe Ratio: (Rentabilidad – tasa libre de riesgo) / Volatilidad (antes lo hemos calculado sin restar la tasa libre de riesgo, por simplificar). Muy utilizado, aunque penaliza tanto la volatilidad “buena” como la “mala”.

  • Sortino Ratio: mejora con respecto al ratio de Sharpe. Sólo penaliza la volatilidad negativa, es decir, en el denominador aparece la downside deviation y no la volatilidad.

  • Calmar Ratio: Rentabilidad anualizada / Maximum Drawdown. Muy útil para fondos que priorizan la preservación de capital.

  • Ratio de hits: porcentaje de meses o trimestres con rentabilidad positiva. En estrategias de retorno absoluto es una métrica muy pertinente, ya que aspiran a dar siempre una rentabilidad positiva.

  • Beta: sensibilidad del fondo a movimientos del mercado (generalmente frente a un índice de renta variable). Los fondos de beta condicional negativa buscan dar retornos positivos cuando la bolsa cae.

  • Correlación: mide cómo se mueve el fondo en relación a otro activo o benchmark. Un valor de 1 indica correlación positiva perfecta, y un valor de -1 indica correlación negativa perfecta. Un valor cercano a cero indica descorrelación.

  • Alpha: Rentabilidad del fondo en comparación con su benchmark. Difícil de estimar correctamente en hedge funds si no tienen benchmark claro.

  • VaR: Pérdida esperada en un escenario extremo, modelizado mediante procedimientos estadísticos a partir de la distribución de probabilidad de las rentabilidades del fondo. Los hedge funds con muchos gestores (multimanager o multitrader) habitualmente dan un  “presupuesto” de VaR a cada uno, es decir, establecen límites a la cantidad de riesgo que puede asumir cada gestor.


Algunos nombres célebres (no siempre por buenos motivos)

  • Bridgewater Associates (Ray Dalio): es la gestora de hedge funds más grande del mundo por volumen de activos. Su estrategias más conocidas son:

    • Pure Alpha. Fondo de retorno absoluto que trata de anticipar movimientos macroeconómicos (tipos de interés, divisas, inflación, etc.) usando modelos cuantitativos. Por tanto, encaja dentro de la categoría “global macro”.

    • All Weather. Busca construir una cartera que funcione bien en cualquier entorno macroeconómico: crecimiento, recesión, inflación y deflación. El fondo invierte en deuda pública (de plazo medio y largo), renta variable, oro y otras materias primas. Se basa en el concepto de risk parity, esto es, que cada activo tenga una contribución similar a la cartera en términos de riesgo; dado que las acciones son más volátiles que los bonos, su peso en la cartera es menor.

  • Renaissance Technologies (Jim Simons): su Medallion Fund, puramente cuantitativo, ha obtenido rentabilidades netas extraordinarias durante décadas (superiores al 30% anual tras comisiones) y sirve de ejemplo de hedge fund que no se limita a aportar descorrelación con respecto a otros activos, sino que también aumenta la rentabilidad de la cartera. Por desgracia, es un fondo completamente opaco y sólo accesible a empleados, por lo que la receta de su éxito en gran medida sigue siendo un misterio.

  • Citadel (Ken Griffin): fondo multiestrategia (equity long-short, macro, arbitraje, materias primas) con múltiples managers que compiten entre ellos por el capital del fondo. A los mejores gestores se les asigna más capital, y a los que tienen mal desempeño se les va recortando el funding o directamente se les cierra su “nicho” (pod) dentro del fondo.

  • Long-Term Capital Management (LTCM): este fondo fue creado por varios premios Nobel, con la idea de arbitrar discrepancias de precios entre activos, principalmente bonos. Aunque durante sus primeros años cosechó grandes éxitos, un excesivo apalancamiento unido a fenómenos macroeconómicos no previstos en los modelos matemáticos empleados por los gestores, llevaron a su colapso en 1998. La Fed tuvo que intervenir para evitar una crisis sistémica. A este episodio dediqué un artículo en este blog.


Inconvenientes a la hora de invertir en hedge funds

Aunque los hedge funds pueden ser herramientas muy útiles dentro de una cartera diversificada, no están exentos de desventajas si los comparamos tanto con los activos tradicionales (acciones, bonos, divisas) como con las coberturas directas (futuros, opciones)

En primer lugar tenemos la liquidez restringida. Muchos hedge funds tienen NAV mensual, exigen preavisos largos para reembolsos (2-3 meses) y a menudo imponen lock-ups o cláusulas de salida escalonada si se desea reembolsar. Esto puede ser problemático para inversores que requieren liquidez regular o inmediata.

Relacionado con lo anterior, la regulación restringe el acceso a hedge funds a muchos inversores, ya sea porque no tienen un alto patrimonio o porque no son profesionales del sector financiero. Como ya explicamos antes, la postura del regulador con los hedge funds es la misma que con los fondos de private equity. Aunque existen fondos UCITS (pensados para el inversor retail) que implementan estrategias tipo hedge fund, lo cierto es que los requisitos regulatorios y las exigencias de liquidez se traducen en un peor desempeño en comparación con los hedge funds propiamente dichos, que no enfrentan estas restricciones.

Por último, muchos hedge funds son “cajas negras”, en el sentido de que el inversor, o bien no conoce la estrategia porque el fondo no proporciona información, o bien no la termina de entender porque es un tema que excede de sus conocimientos técnicos; esto es particularmente habitual en fondos que se basan en estrategias cuantitativas y algorítmicas. Un famoso ejemplo de fondo opaco es el ya mencionado Medallion Fund de Renaissance Technologies: es el fondo más exitoso del mundo, pero su estrategia concreta sigue siendo un misterio (lo cual desde luego no supone un impedimento para meter ahí nuestro dinero, si tuviéramos la oportunidad). El track record y la confianza en el equipo gestor son el principal (y a veces único) criterio para seleccionar hedge funds.


Réplica a las críticas de Richard Ennis (otra vez)

En su artículo The Demise of Alternative Investments, Richard M. Ennis sostiene que los hedge funds no baten a una cartera estática de acciones y bonos.

Hedge funds have not added value for institutional investors since the Global Financial Crisis of 2008 (GFC). For the 15 years ended June 30, 2023, the HFR Fund-Weighed Composite Index had an annualized return of 4.0%. This compares to a 4.5% return for a blend of public market indexes with matching market exposures and risk: namely, 52% stocks and 48% bills. So, the hedge fund industry composite underperformed by 0.5% per year, notwithstanding whatever selection and/or survivorship bias that may be present. CEM Benchmarking indicates a Sharpe ratio of 0.26 for institutional hedge fund investments between 1998 and 2022. This compares with 0.40 and 0.38 for US stocks and bonds, respectively, meaning the actual hedge fund investments of institutions have been especially poor performers over an extended period.

[El énfasis es mío]

Respecto a por qué en el encabezado de este apartado digo que replico “otra vez” a Richard Ennis, en un post previo ya abordé las críticas que este autor ha lanzado contra los activos alternativos, en particular el private equity. En los párrafos que siguen argumento por qué el enfoque de Ennis está errado en su crítica a los hedge funds.

Para evaluar el desempeño de los hedge funds, Ennis usa el HFRI Fund-Weighted Composite Index como referencia del universo de este tipo de fondos, y lo compara con un benchmark generado mediante programación cuadrática, tomando como referencia las rentabilidades históricas del índice de hedge funds. Sobre esta forma de elaborar un benchmark, y los problemas que conlleva, ya hablé en el citado post anterior.

El planteamiento de Ennis tiene los siguientes defectos importantes.

En primer lugar, el índice HFRI agrupa más de mil fondos con estrategias muy distintas: long/short equity, macro, event driven, arbitrage, managed futures, etc. Evaluarlos en agregado como si fueran una clase homogénea de activos lleva a conclusiones inválidas. Dos estrategias pueden funcionar excelentemente, cada una por separado y dentro de su propio objetivo de rentabilidad-riesgo, y sin embargo engendrar una inversión mediocre si se combinan.

En segundo lugar, Ennis malinterpreta el rol de los hedge funds. Los hedge funds (y especialmente estrategias como los managed futures) no están diseñados para sustituir a las acciones y los bonos, sino para complementarlos. Su función es reducir la volatilidad y mitigar drawdowns en momentos críticos, cuando otros activos caen. Por eso, evaluarlos de forma aislada no tiene mucho sentido.

Cuando Ennis compara el índice de hedge funds (siendo ya un error de por sí utilizar un índice que engloba estrategias tan heterogéneas) con un benchmark compuesto en un 52% por renta variable y en un 48% por letras del Tesoro, llegando a la conclusión de que el benchmark ofrece una mejor relación rentabilidad-riesgo que el índice de hedge funds, este autor está demostrando que no entiende para qué sirven los hedge funds de retorno absoluto. Una cartera de acciones y letras del Tesoro, como complemento a una exposición a renta variable, no te va a dar lo que sí te puede dar un hedge fund: una beta negativa cuando más se necesita. ¿Qué sentido tiene cubrir tu cartera de acciones comprando más acciones?

Por último, el benchmark que utiliza Ennis se construye a posteriori a partir de las rentabilidades pasadas del índice de hedge funds, lo que lo hace inservible para tomar decisiones ex ante. Sobre este problema hablé con más detalle en el ya mencionado post en el que comenté las críticas de Ennis a los activos alternativos en general.

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Y hasta aquí esta breve introducción a los hedge funds. Espero que haya resultado interesante y que haya servido para despejar algunas dudas en torno a este tipo de inversiones.

Aprovecho también para informar de que Icaria Patrimonio FIL utiliza hedge funds con el propósito explicado en este artículo, es decir, mejorar el perfil rentabilidad-riesgo de la cartera.


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(Imagen de portada: Freepik)


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